dilluns, 18 de març del 2013

Las mentiras de la tele


El mundo de la televisión es destripado por Mariola Cubells de manera muy directa en este libro. Deja claro que la televisión es muy distinta a como todo el mundo la ve desde su casa y que, en los últimos tiempos, el mundo de la televisión, en el que ella se incluye, ha llegado a un punto en el que los valores que supuestamente movían este medio, como son educar, formar y entretener, han sido sustituidos por un objetivo: ganar dinero a toda costa. La audiencia, que en este caso quiere decir dinero, se convierte en el objetivo fundamental de los directores, programadores, productores... sin tener en cuenta a quien se lleven por delante.

Mediante este libro, vemos que los telespectadores son considerados meros instrumentos que deben permanecer delante del televisor el máximo tiempo posible a toda costa. Su umbral de sensibilidad ha dejado pasar todo tipo de contenidos lacrimógenos, morbosos, denigrantes... que no son considerados inocuos para la salud mental. La gente se acostumbra a ver eso en su propia casa, en los programas de entretenimiento, en los que la gente se humilla, en los telediarios, en los que lo mas importante es ver muertos, en los “realitys”, donde lo que se busca es el morbo y acaba por considerar ese comportamiento y esa sociedad como lo normal, cuando realmente es una manipulación del medio para que no cambiemos de canal. Pero no es el espectador el único que sale perjudicado de esta relación; el profesional del medio lleva a cabo una serie de practicas cada día, que acaban dañando su sensibilidad de igual o peor modo que la del espectador. La autora nos cuenta detalladamente el trabajo que realizaba en televisión, el de muchos de sus compañeros y el desgaste psíquico al que llegaban.


El trabajo de estas personas consiste en conseguir gente de clase social y económica baja, para que aparezcan en los programas a contar sus miserias o a montar espectáculos humillantes. En muchas ocasiones estas personas no desean acudir a este tipo de programas (hablamos por ejemplo de los talk shows) a contar sus experiencias, tales como violaciones, malos tratos, accidentPes, enfermedades etc y la labor de los redactores es la de convencerlos a toda costa mediante engaños, falsas promesas y algunos casos dinero. Los redactores saben perfectamente que los personas que ellos consideran parecidas a ellos, con estudios y una mínima cultura, jamás se prestarían a este tipo de actos.
¿Por qué en el mundo de la televisión se actúa de este modo? Si todos los que en ella trabajan son conscientes de que lo que hacen pasa de la raya que marca el limite entre lo que es ético y no lo es, ¿por qué siguen haciéndolo?

 Los principios de estas personas, sus razones para actuar, son los mismos que los del resto, son universales como dice Kant con “determinación universal de la voluntad”. Su autoridad moral, la que todos tenemos dentro y nos dicta los principios que debemos seguir esta siendo ignorada por estos trabajadores. Según la autora, un alto porcentaje sufre depresiones, odia su trabajo y es consciente de que lo que hace daña a mucha gente, ¿por qué estas personas no consiguen un equilibrio entre sus principios y su forma de actuar? Se puede decir que lo importante es que se intente llegar a esta situación, a este equilibrio, pero el hecho de arrepentirse y despreciarse a si mismo por actuar de forma inmoral y pasar la línea entre lo que es aceptable y lo que no lo es, no puede ser considerado un intento. Es normal que estas personas sepan que lo que hacen esta mal por que su autoridad moral se lo dice, pero esta autoridad descansa en cada uno de nosotros y no en ninguna institución que pueda sancionar de forma externa. Por eso, la deficiencia de esta autoridad moral debe suplirse con la voluntad para actuar que también hay en cada persona e intentar volver a cruzar la línea para volver a posicionarse en lo moral y ético.

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